Los investigadores del Instituto Oncológico de Barts de la Universidad Queen Mary han revelado que las células cancerígenas que son privadas del aminoácido arginina, podrían carecer de la capacidad para desarrollarse y sobrevivir.
El tratamiento con un medicamento reductor de arginina, desaceleró el progreso de la enfermedad y extendió la supervivencia sin progresión en casi seis semanas en los pacientes con mesotelioma. Mientras que la mayoría de las células pueden internamente sintetizar la arginina, se cree que ciertas células cancerígenas tienen un defecto metabólico importante que les hace incapaces para hacerlo.
El ayuno intermitente también ha demostrado que mejora la supervivencia en animales con cáncer, como también ha demostrado que puede extender la vida útil.
Otra forma para ‘matar de hambre’ a las células cancerosas es con una dieta cetogénica, la cual requiere eliminar todo excepto los carbohidratos vegetales sin almidón, y reemplazarlos con grasas saludables y cantidades limitadas de proteínas de alta calidad.
La premisa es que, dado que las células cancerígenas necesitan glucosa para desarrollarse, y los carbohidratos se convierten en glucosa en su cuerpo, entonces al bajar el nivel de glucosa en la sangre a través de la restricción de carbohidratos y proteínas, las células cancerosas, mueren por inanición, literalmente.
Curiosamente, la arginina se encuentra en alimentos ricos en proteínas, por lo que al limitar el consumo de las proteínas, también puede limitar naturalmente algunas fuentes externas de arginina para las células cancerígenas.
De la dieta cetogénica ya hemos hablado anteriormente y en varias ocasiones, pero hoy queremos ir más allá y os traemos una lista detallada de alimentos, por un lado de los que debes comer y por otro los que debes anular de tu alimentación de la forma más inmediata posible tengas cáncer, o no. Los porcentajes a tener en cuenta son:
Aproximadamente un 80% de grasa (con un 30-60% de triglicéridos de cadena media procedentes de fuentes como el coco y otro 20-50% de huevos, carnes, aceite de oliva, frutos secos, aguacates, mantequilla orgánica, sebo o bacon).
Un máximo de 5-10% de glucosa, entre 20 y 40 gramos al día (procedentes de vegetales -algunos de ellos fermentados-, algas, hongos, la parte correspondiente de carbohidratos de los frutos secos y algunos frutos del bosque).
Un máximo de 10-15% de proteínas, entre 40 y 70 gramos al día (una parte procedente de órganos, pescado, huevos, frutos secos y mariscos, y la otra parte de piel, cartílagos, gelatina de muy alta calidad o caldo de huesos).
La lista de alimentos a tener en cuenta es la siguiente:
Prohibidos (y que cualquier persona, enferma o no, debería eliminar o restringir considerablemente)
Sólo con eliminar de la dieta estos alimentos se producirá un gran beneficio: debería ser el primer objetivo si un enfermo es renuente a seguir de forma estricta la dieta.
Azúcar
Edulcorantes artificiales
Cereales, integrales o no
Pan
Bollería
Pasta
Chocolates con azúcar, bombones
Carnes procesadas de forma industrial
Cualquier alimento procesado y en cajas: galletas, helados, etc
Aceite de girasol
Soja y derivados (salvo consumo ocasional de productos fermentados de soja, como el Natto, aunque no son imprescindibles)
Leche
Yogures industriales
Margarina
Pescado y marisco de baja calidad (la gran mayoría)
Prohibidos o restringidos (pero que pueden ser consumidos por personas sanas, aunque con moderación)
Patatas
Legumbres
La mayoría de las frutas
Arroz (he estado a punto de incluirlo en la anterior lista)
Restringidos (debido a su carga glucémica)
Remolacha
Guisantes
Zanahorias
Nata y quesos curados, procedente de leche cruda de animales criados en pasto
Kéfir de la misma leche
Proteína de suero de leche
Yogures griegos de alta calidad
Permitidos
Vegetales (todos excepto los restringidos listados anteriormente), orgánicos, crudos en su mayor parte (pueden hacerse batidos) y algunos fermentados. Sobre todo crucíferas (coles de Bruselas, brócoli, col rizada, repollo, coliflor…)
Vegetales de hoja verde (espinaca, acelga…)
Ajo, puerro y cebolla
Vegetales fermentados
Especias variadas y de calidad, mejor si proceden de tu propio cultivo (prácticamente todas las que se te ocurran, mejor si se combinan varias en cada plato: pimienta, cayena, tomillo, laurel, clavo, romero, orégano, perejil, pimentón, mejorana, ajedrea, comino, cúrcuma, curry, canela, etc…)
Brotes y germinados
Setas y hongos
Algas (cada vez es más difícil encontrarlas de calidad, aquí gastaría dinero en asegurarme que compramos un alimento lo más limpio posible)
Frutas
Aguacate
Coco
Limón y lima
Frutos del bosque (arándanos, grosellas, frambuesas y moras)
Animales (carnes y pescados)
Salmón de la mejor calidad posible
Caballa
Sardina
Marisco (crustáceos y moluscos) de calidad
Animales de caza o de crianza ecológica: hígado, corazón, riñones, cerebro, orejas, patas, morro, lengua, huesos, piel y, ocasionalmente, carne de músculo
Jamón ibérico y ocasionales embutidos caseros de muy alta calidad
Foie gras de calidad (sin porquerías añadidas)
Frutos secos y semillas (con cuidado y contando la cantidad que ingerimos)
Cada día millones de personas mueren de cáncer en todo el mundo y hasta donde conocemos en la actualidad, la medicina convencional tiene poco que ofrecer más allá de lo que todos ya sabemos, sin embargo hay nuevos tratamientos complementarios que sugieren que la cetosis nutricional podría tratar y prevenir la mayoría de los cánceres.
La teoría metabólica del cáncer fue retomada por Travis Christofferson quien se empapó de toda la información acerca del proyecto Atlas del genoma del cáncer, el proyecto gubernamental más grande que se hubiera concebido para ordenar los genomas de las células cancerosas.
El objetivo era descubrir las mutaciones que se encuentran en las células cancerosas. Travis se dio cuenta de que había mucha confusión, incluso entre los científicos de más alto nivel, por ello pensó que era necesario contar bien la historia, y fue así como escribió su libro “El tropiezo con la verdad” . El libro de Travis resalta el trabajo de Otto Warburg y de aquellos que siguieron sus pasos.
El Dr. Warburg descubrió que la causa principal del cáncer era la reversión de la generación de energía aeróbica a la fermentación anaeróbica. Sin embargo la medicina convencional no reconoció nunca sus ideas, y por ello fueron rechazadas y ridiculizadas.
De cualquier forma, el Dr. Warburg descubrió que en presencia del oxígeno, las células cancerosas producen demasiado ácido láctico, lo que es conocido como el Efecto Warburg.
Una célula puede producir energía de dos formas: aeróbica en la mitocondria, o anaeróbica, en el citoplasma, lo que genera ácido láctico.
Entonces se plantea una pregunta, ¿por qué las células cancerosas regresan a la generación anaeróbica de energía después de la generación aeróbica? El Dr. Pete Pedersen de la Universidad Johns Hopkins llevó la teoría del Dr. Warburg al siguiente nivel, y determinó que hay un número bastante reducido de mitocondrias en las células del cáncer. Generalmente hay varios cientos a varios miles de ellas en cada célula, y componen entre un tercio y el 50% del volumen interior de éstas.
En este caso las células cancerígenas no tienen más opción que regresar a su metabolismo primitivo e ineficiente. Sin embargo las mitocondrias saludables envían señales epigenéticas entre ellas y el núcleo. Esta comunicación epigenética de la mitocondria es la responsable de iniciar un porcentaje significativo del daño genético que ha sido identificado en el proyecto de estructuración del ADN.
Para aclararlo aún más, las células del cáncer queman glucosa, ya que genera muchas más especies reactivas al oxígeno que la grasa y las cetonas. Pero, para quemar cetonas, la célula debe estar saludable y normal.
Las células del cáncer no pueden quemar grasa y esto es el núcleo del tratamiento exitoso contra el cáncer y la razón por la que las dietas cetogénicas parecen ser tan efectivas. Podríamos decir que “matan” de hambre al cáncer, mientras que nutren a las células saludables.
Yendo aún más allá en este asunto, existen investigaciones (aún sin publicar) realizadas por la Dra. Young Ko , en las cuales confirma que el azúcar podría ser el responsable directo del desarrollo del cáncer. La glucosa por sí misma puede comenzar a transformar las células hacia el cáncer y es la responsable de que la célula cancerosa no muera.
Podemos concluir afirmando que la dieta cetogénica tiene un efecto que ahorra los aminoácidos de cadena ramificada, porque las cetonas tienen una estructura muy similar a aquellos como la valina, leucina e isoleucina.
Esto combinado con la terapia de oxigenación dentro de una cámara hiperbárica, contribuye a que el éxito del tratamiento oncológico sea mayor y se optimice así su eficacia.